lunes, 28 de enero de 2008

El gran día. Parte 2

Lejos de alegrarme ante la presencia del Dr. Ravenna decidí esconderme hasta que terminaran de hacerle la nota. En cierto modo sentía que enfrentarme a él iba a ser el principio del fin, que presentarme ante su mirada “anti gordo” terminaría por desnudarme. Algo así como cuando uno se encuentra en la calle con el dentista, al cual hace 2 años que dejó de ver y evita sonreírle para que no note el desastre ocurrido en su ausencia. O el peluquero, que aparece en el momento menos indicado, después de que una ráfaga de 120 Km. por hora alborotó tu cabellera dos cuadras antes. Ravenna era lo mismo. Iba a hacerme notar mi gordura y seguramente trataría de integrarme a sus huestes en forma compulsiva. Conclusión: evitemos el encuentro. Sólo restaba buscar un lugar seguro para esperar que el señor se retire...
Listo! La oficina del servicio informativo podría albergarme. Desde allí no solo escucharía la entrevista cómodamente instalada sino que retornaría a mi puesto de trabajo una vez calculada la salida de la inoportuna visita. Lejos de prestarle atención a sus conceptos, mientras "hacía tiempo" me dediqué a “sacarle el cuero” con un compañero, que como yo, ostentaba unos cuantos kilos de más. Ahí estábamos los dos: “Que este tipo te mata de hambre” “que sabés como subís cuando dejás la dieta” “que yo me compré el libro y no me enganché para nada” etc. Recuerdo que hasta me animé a tirar un chiste cuando le pedí refugio: “me puedo quedar con vos? está Ravenna con su comitiva haciendo un relevamiento de gordos. Vamos a quedarnos acá hasta que se vaya, sino nosotros dos somos números puestos!” jajaja. Jajaja?.
Una vez terminada la nota esperé un tiempo prudencial para dejar que se despida y salí… justo para chocármelo!. Me lo presentaron, y en menos de lo que canta un gallo, adelantándome a la temida reprimenda y a modo de escudo, saqué a relucir mi ancestral problema de tiroides… ese terrible flagelo que me estaba impidiendo bajar de peso desde el año 94. Con una sonrisa entre socarrona y seductora el doctor tiró abajo la defensa señalando mi mandíbula: “el problema no esta en la tiroides, esta acá”. Indignada quedé enmudecida y pensé: “pero que tupé! qué me quiere decir? que como demasiado? por favor!!!!”. Acto seguido un tal Sergio que me cuenta bajó 70 kilos y dejó de tomar 14 pastillas diarias me invita a la charla a desarrollarse ese mismo día en el Teatro Don Bosco. No conformes con eso, ambos me sugieren que asista a un grupo la semana siguiente. Ah bárbaro! Dónde es? En Buenos Aires. Les respondí: “bueno, vemos” al tiempo que pensaba: “ni loca!”.

No hay comentarios: