jueves, 28 de febrero de 2008

UN IMPASSE...
La secuencia del espejo roto.
Esperar la maldición o refundar pedacitos de una nueva identidad.

Parece que la historia de mi ingreso a la clínica tendrá que permanecer un rato más en la sala de espera. Son tiempos de cambios frenéticos, y en medio de esta vorágine me doy cuenta de que el pasado, hoy por hoy, no tiene cabida. He ahí la explicación de la demora y la no publicación del tema prometido.
Lo cierto es que comencé a escribir este blog con la idea de compartir mi experiencia en la clínica del Dr. Máximo Ravenna, pero la realidad superó mis deseos y me veo en la obligación de reformular la propuesta. Por supuesto que sigue incólume la pretensión de comunicar mis vivencias en relación al método del Dr. Ravenna, lo que cambió de rumbo es el tiempo. Siento la imperiosa necesidad de situarme en el hoy, porque es evidente que cada día conlleva un aprendizaje y es tan tajante la lucidez que ostento que no puedo más que hacerme cargo y resignificar este presente que estoy viviendo. Hace pocos días empecé a tener problemas con mi vestuario. Sucede que mi cuerpo, en permanente metamorfosis, no logra amoldarse a las prendas y talles usuales. Lo que ajusta en la cintura baila en las caderas y a la inversa. Estoy 5 Kg. debajo de lo que yo pretendía, o al menos lo que yo suponía un peso cómodo para recuperar un mínimo de autoestima. Es fascinante y a la vez desestabilizador ver la imagen de un cuerpo que va reacomodándose como puede. Es el tan anhelado flaco que lucha por imponerse. No puedo imaginar el resultado final y verdaderamente siento que una especie de ALIEN bueno esta pugnando por ver la luz. Hace dos semanas, en medio de este proceso de conflicto con la imagen y muchos problemas personales sufrí un pequeño y absurdo accidente en moto. Único daño material: un espejo… Espejo que me acompaña desde hace más de 25 años, regalo de una compañerita para un cumpleaños. Ver los pedazos aún pegados en el plástico circular me llevó a pensar en primera instancia en la famosa maldición y ahogarme en forma inevitable en un vaso de agua y desesperación: NOOOOOO 7 AÑOS DE MALA SUERTE!!!!!, hasta el 2015 estaré signada por la desgracia y cada hecho nefasto que suceda automáticamente le será adjudicado al infortunado espejito!. Un minuto más tarde cancelé la profecía y decidí buscarle a la ruptura del adminículo un significado más constructivo: no es posible ser partícipe involuntario en un hecho que nada tuvo que ver con una decisión tomada (solo la ignorancia de no saber que intentar detenerse apretando sólo el freno de adelante en un charquito de agua deriva invariablemente en una extraña patinada) y esperar sentada a que me caigan encima los 7 años de desgracia!. A ver: asociemos libremente… espejo… imagen… fragmentos… Será el momento de refundar pedacitos de una nueva identidad? Esta frase, en un principio vestida de teoría, supe recibirla horas antes del mini accidente por parte de los integrantes del Grupo de Internet “4 asteriscos”.
Lo mágico (como todo lo que sucede cuando uno se deja llevar por el método del Dr. Ravenna) es que las palabras tomaron forma y se convirtieron en una maravillosa lección práctica.

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